
Del Capítulo I, del libro “El Antiimperialismo y el APRA del Siglo XXI”, de Guillermo Sendón
Como se ha venido explicando en los numerales y capítulos precedentes, los países capitalistas “desarrollados” que apenas concentran el 15% de la población global (de aproximadamente 6,770 millones de habitantes) consumen aproximadamente el 80% de los recursos mundiales; este desequilibrio se refleja en las marcadas diferencias entre ricos y pobres.
Según la revista Forbes para marzo del 2009, su lista está compuesta por un total de 1,200 acaudalados de casi todos los países cuyos patrimonios son superiores a los mil millones de dólares; lógicamente la mayor cantidad de estos ricos son de nacionalidad estadounidense, por ser la “meca” del capitalismo. Ellos existen porque han generado pobreza; consumen y se apropian de la riqueza que corresponde equitativamente a todos los seres humanos. Por el daño causado, son una afrenta a la dignidad humana. La pobreza es una realidad que ofrece cifras como las siguientes:
- Más de 1.000 millones de personas viven actualmente en la pobreza extrema (menos de un dólar al día). El 70% son mujeres.
- Más de 1.800 millones de seres humanos no tienen acceso a agua potable.
- 1.000 millones carecen de vivienda estimable.
- 840 millones de personas están mal nutridas.
- 200 millones son niños menores de cinco años.
- 2.000 millones de personas padecen anemia por falta de hierro.
- 880 millones de personas no tienen acceso a servicios básicos de salud.
- 2.000 millones de personas carecen de acceso a medicamentos esenciales.
Las cifras anteriores son el resultado de la voluptuosidad de una elite capitalista que acumula desmedidamente riquezas, tan pomposamente publicitadas por la revista Forbes. Con el capitalismo se cumple el veredicto de Karl Marx: “el Capitalismo tiende a destruir a sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y los seres humanos”.
El capitalismo es contrario al Principio 1º de la Declaración de Río del año 1992: “Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”. El capitalismo como sistema económico-social, carece de mecanismos para tratar la vida y el medio ambiente racional y en forma sostenible, por lo siguiente:
1º) El crecimiento perpetuo de la economía real, regido por la lógica de “crecer o morir”. Para competir -léase destruir a otro- y si es posible quedarse con todo el mercado y patrimonio de su competidor, se busca bajar los costos sobre explotando a los trabajadores.
2º) El capitalismo es opuesto a la planificación nacional, pues está gobernado por la anarquía de la producción; es un sistema que arrasa el medio ambiente y despoja la fuerza de trabajo e intelecto del ser humano.
3º) Para el capitalista el corto plazo es fundamental pues su lema es “cuanto más rápido gane, mejor”. Con este horizonte, las consecuencias futuras no figuran en su agenda. Para el capitalista no existe el fin social.
4º) Siendo el capitalismo un sistema al servicio del sector privado, los intereses que engendra operan en función de los interés de miles de empresas, corporaciones, sindicatos, mafias “privadas”; igualmente, la economía se subdivide en unidades capitalistas de control y propiedad de los medios de producción que compiten entre sí y cada unidad de capital se preocupa fundamentalmente por su propia expansión y beneficio. En estas condiciones, la economía, el medio ambiente (natural y construido por el hombre) y la sociedad no son tratados como un todo debido justamente a su fragmentación privada donde todo tiene un precio; siendo así, cada parte mira lo demás como si fuera “gratis”. Por ejemplo, un empresario privado instala una fundidora de chatarra, para lo cual considera únicamente los costos inherentes a esa actividad; pero la contaminación que ocasiona en el aire no es su costo, porque no constituye parte de su propiedad. En economía y otras ciencias sociales esto se llama externalidad o interdependencia no compensada.
Es por estas razones que el capitalismo es incompatible con el desarrollo socio-económico sostenible, perdurable o sustentable, expresado en el Principio 3º de la Declaración de Río del año 1992 : “Satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las del futuro para atender sus propias necesidades.” El capitalismo es contrario al Principio 1º de la Declaración de Río del año 1992: “Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza”.
No es posible que en pleno siglo XXI, con el desarrollo tecnológico y conocimiento alcanzado, prevalezcan atavismos primitivos de algunos pocos seres humanos de mentalidad y estructura reptílica que se apropian para sí de los recursos que la naturaleza prodiga a todos por igual y usufructúan el esfuerzo y la creación del genio humano promoviendo incluso la mercantilización del conocimiento científico, una de cuyas características es el conocimiento establecido previamente y que sirve de base a otro. A este tipo de conocimiento se denomina “conocimiento acumulativo”, sin el cual no existiría Einstein sin Newton, Poincare, Lorentz, Planck, o tampoco la dialéctica marxista sin Heráclito de Efeso y Hegel.
Frente a todo lo expresado, el Perú no es una isla; es reflejo y victima de las políticas depredadoras del imperialismo a través de las oligarquías y burguesías nacionales ante la obsecuencia cómplice de los gobernantes de turno de toda nuestra vida republicana –salvo alguna excepción.
5.4.1. ¿Qué es el calentamiento global y el efecto invernadero?
Calentamiento global. Es el cambio experimentado en el aumento de la temperatura promedio de la tierra. Estos cambios siempre se han producido en forma natural a lo largo de la vida en nuestro planeta, pero, es en este último siglo donde las variaciones se han acelerado de forma vertiginosa, a tal punto de que si no se corrigen las causas que la originan, la especie humana desaparecería de la faz de la tierra.
Coinciden muchos científicos y estudiosos de este tema, que las causas del aumento anormal de la temperatura promedio de la tierra guarda relación directa con el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), provocado indudablemente por las grandes corporaciones industriales, de los llamados “países desarrollados” y las guerras provocadas por el imperialismo; todas ellas con un signo común, la acumulación de riqueza a cualquier precio.
Gases de efecto invernadero (GEI). Llamado así debido a que los gases que componen la atmósfera actúan como un verdadero invernadero, pues retienen el calor generado por la luz solar que llega desde el sol. Esto hace que la temperatura de la tierra sea bastante mayor a la que tendría sin la atmósfera, unos 33 grados más, y hace en parte posible la vida en la tierra (ver infografía).
El principal agente que contribuye al calentamiento global, es el gas dióxido de carbono (CO2) resultante de la combustión de combustibles fósiles y biomasa (gas natural, petróleo, combustibles, leña) en procesos industriales, transporte, y actividades domiciliarias (cocina y calefacción). Los incendios forestales y de pastizales constituyen también una fuente importante de CO2 atmosférico. Se estima que la concentración actual es mayor que la ocurrida durante cualquier periodo en los últimos 420.000 años, y es muy probable que también sea el máximo de los últimos 20 millones de años. El CO2, un gas natural que en pequeñas cantidades en la atmósfera permite el efecto invernadero en su estado natural; este gas lo producen todos los seres aeróbicos al respirar. El aumento de este gas en la atmósfera junto a otros como los halocarbonos producidos en procesos industriales y las guerras imperialistas con la detonación indiscriminada de bombas (Estados Unidos ocupa los primeros lugares) incluidas las pruebas atómicas y las detonadas en Nagasaki e Hiroshima, han acelerado el aumento de la temperatura en la tierra.
Los halo carbonos (CFC), son compuestos gaseosos que contienen carbono y algunos de los siguientes elementos: cloro, bromo o flúor. Estos gases, que fueron creados para aplicaciones industriales específicas, han experimentado un significativo aumento de su concentración en la atmósfera durante los últimos 50 años. Una vez liberados, algunos de ellos son muy activos como agentes intensificadores del efecto invernadero planetario. Como resultado de la larga vida media de la mayoría de ellos, las emisiones que se han producido en los últimos 20 o 30 años continuarán teniendo un impacto por mucho tiempo.
El siguiente es un resumen sobre el avance del informe que acaba de ser publicado sobre la contribución al calentamiento global de la guerra en Iraq. Algunas de sus conclusiones son de obligada reflexión:
1. El gasto total de los Estados Unidos en la guerra de Iraq podría haber cubierto la totalidad del dinero necesario para todas las inversiones en energías renovables mundialmente de aquí a 2030.
2. La guerra ha sido responsable de al menos 141 toneladas métricas de CO2, equivalente desde marzo de 2003. Para poner en perspectiva esta cantidad:
- El CO2 emitido equivale a las emisiones de 25 millones de coches.
- Si las emisiones de la guerra se contasen como si fueran las de un país, este emitiría más CO2 anualmente que el que emiten 139 países anualmente.
- Situándose entre Nueva Zelanda y Cuba, la guerra emite anualmente más del 60% de las emisiones de todos los países.
- Las emisiones hasta la fecha son dos veces y media las que se podrían haber evitado entre 2009 y 2016 si California hubiese implementado las autorregulaciones propuestas y que Bush ha rechazado.
4. En 2006 los Estados Unidos gastaron más dinero en la guerra de Iraq que el que ha gastado todo el mundo en inversiones para energías renovables.
5. El candidato presidencial Barack Obama ha prometido invertir "150.000 millones de dólares en los próximos 10 años para la próxima generación en tecnología e infraestructuras de la energía verde." Los Estados Unidos gastan casi esa cantidad en 10 meses en Iraq.
Estas estimaciones se basan en el combate (uso intensivo de combustible), fuegos en pozos petrolíferos, el aumento en explosiones de gas, el boom en el consumo de cemento debido a la “reconstrucción” y a la “seguridad”, el enorme uso de explosivos y en el uso de productos químicos que contribuyen al calentamiento global.
Las estimaciones son muy conservadoras ya que no se han incluido áreas en las que las emisiones son muy difíciles de evaluar como el combustible utilizado para el transporte de tropas y de mercancías.
El informe es concluyente, cuantas más armas de exterminio masivo se produzcan y provoquen guerras como la Primera y Segunda Guerra Mundial (en esta última Estados Unidos explotó dos bombas de hidrógeno en Nagasaki e Hiroshima), las de Afganistán, Irak, o se sigan instalando bases militares como las de Colombia, mas pronto será el fin de la humanidad.
El documento “El Impacto del Cambio Climático en la Infancia”, en un resumen de consideraciones propone lo siguiente:
- Los países ricos e industrializados deben reducir sus emisiones de carbono en un 80% para 2050 y llegar a un acuerdo para limitar el calentamiento global a no más de 2 grados centígrados mediante la firma de un nuevo tra¬tado basado en el protocolo de Kyoto.
- Los donantes deben transferir fondos para los progra¬mas de Reducción de Riesgo en desastres ligados a las medidas existentes destinadas a incrementar la protec-ción de la infancia, su acceso a la sanidad y a la educa¬ción y la ayuda al sustento de familias desfavorecidas.
- Los niños y niñas deben estar activamente involucrados en los esfuerzos locales, nacionales e internacionales destinados a mitigar los efectos del cambio climático. La ayuda de emergencia en desastres debería incluir la reducción de riesgos específicos para los niños.
Para los entendidos, 2ºC es insuficiente. Los países ricos además, deberían destinar fondos para reforestar la Amazonía y mantenerla en su estado natural, sin alterar el ecosistema. Las depredadoras de la Amazonia son las grandes corporaciones, petroleras, gasíferas, mineras, laboratorios farmacéuticos y los madereras locales.
Por todo ello, el APRA del Siglo XXI, hace suya la defensa de la tierra, para evitar el colapso de la humanidad y luchara en todos los frentes directamente y apoyando la lucha de los movimientos sociales y Estados en este sentido.
¿Que genera el capitalismo en el medio ambiente?
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