miércoles, 14 de julio de 2010

La crisis del capitalismo en el Siglo XXI

Del Capítulo I, del libro “El Antiimperialismo y el APRA del Siglo XXI”, de Guillermo Sendón

La gran crisis del siglo XXI se ha producido en los denominados países del primer mundo o países desarrollados con su epicentro en Estados Unidos; se inicio con una crisis del sistema financiero, en julio del 2007, y tiene sus antecedentes más cercanos en el año 2001 con la caída de las acciones (NASDAQ) de las empresas tecnológicas, o la “crisis de la burbuja.com”. Seguidamente, en agosto del 2008, se vino el desplome de la economía global (basada en una economía virtual sobre la economía real); el sistema financiero global construido sobre la base de la especulación financiera no podía resistir, se vino abajo. A partir de este momento casi todos los países en mayor o menor medida han sido afectados, principalmente Estados Unidos, que ha entrado en una aguda recesión; asimismo, por derivación y dependencia afecta internacionalmente con signos de prolongarse durante largo tiempo. Como consecuencia del colapso del sistema financiero y monetario internacional (dinero fiduciario ), está en proceso una crisis generalizada de credibilidad.

Analistas políticos contemporáneos con toda razón ratifican que esta crisis coincide y es reforzada por la convergencia a nivel global y como nunca antes en la historia de múltiples crisis: financiera, de la economía real, de credibilidad en las instituciones, del estado, de gobernabilidad, de pánico y desconfianza en el sistema, de procesos migratorios, militar, ecológica, alimentaria, energética; hay crisis por la confrontación ideológica, de culturas, religiones y fundamentalismos, de xenofobia y racismo; hay crisis de agotamiento de recursos fósiles y minerales, etc.; realidad agravada por el contexto de otro gran peligro relacionado con el cambio climático y el calentamiento global en progreso. Todo esto, necesariamente tendrá como resultado final una nueva geografía e historia física y humana a nivel planetario, desde luego en favor de los pueblos.

István Mészaros , respondiendo a una pregunta sobre la crisis dice de Edmund Phelps , uno de los apologistas del sistema: …es una especie de neo-keynesiano. Por supuesto, glorificaba al capitalismo y presentaba los problemas actuales como si no fuesen más que un pequeño ataque de hipo, asegurando que «todo lo que tenemos que hacer es traer de nuevo las ideas keynesianas” y la regulación.

Continúa István Mészaros:
John Maynard Keynes creía que el capitalismo era ideal, pero requería regulación. Phelps se dedicó a salirse por la tangente con la grotesca idea de que el sistema es como un compositor de música. Puede que tenga algunos días en los que no produzca tan bien, pero si miras a toda su vida, ¡es tan maravillosa! Piénsese en Mozart: puede que algún día se levantase con el pie izquierdo. Así que el capitalismo está en problemas: los días malos de Mozart. Si alguien se cree eso, entonces es que debería hacerse examinar por un psiquiatra. Pero en lugar de hacerse examinar, le otorgan un premio. Se refiere al Premio Nóbel.

Refiriéndose a los defensores del sistema, a la crisis, a Estados Unidos y nuestro concepto de este nivel de adversarios, Mészaros dice: Si nuestros adversarios presentan este nivel teórico -que han demostrado tener a lo largo de un período de más de 50 años, por lo que no se trata de ningún accidente de un economista premiado- podríamos decir: «alegrémonos, éste es el bajísimo nivel de nuestros adversarios». Pero este tipo de concepción nos llevaría al desastre que experimentamos cada día. Nos hemos hundido en una deuda astronómica. Los pasivos reales en este país deben de contarse por billones.

La verdadera cuestión, empero, es que han estado practicando el despilfarre financiero como resultado de una crisis estructural del sistema productivo. No es ningún accidente que el dinero haya estado fluyendo de una manera tan aventurera hacia el sector financiero. La acumulación de capital no podría funcionar correctamente en el campo de la economía productiva.

De lo que estamos hablando ahora no es otra cosa que de la crisis estructural del sistema. Se extiende por todas partes, e incluso invade nuestra relación con la naturaleza, socavando las condiciones fundamentales para la supervivencia humana. Por ejemplo, de vez en cuando anuncian algunos objetivos para reducir la polución. Incluso tenemos un ministro de energía y del cambio climático, que no es más que un ministerio de puro humo, porque nada se ha hecho salvo anunciar ese objetivo. Pero ni siquiera se acercan nunca al objetivo, y no digamos ya alcanzarlo. Ésta es una parte integrante de la crisis estructural del sistema y sólo soluciones estructurales pueden sacarnos de esta terrible situación.

Quienes postulan una salida cosmética dentro del sistema capitalista, buscan y encubren el problema real de la actual crisis estructural del capitalismo. Señalo textualmente al respecto con I. Mészaros: A fin de producir los cambios requeridos, es necesario pensar en una empresa muchísimo más difícil: la labor histórica de superar la lógica objetiva del capital en sí, mediante un intento sostenido de ir más allá del capital mismo. Puesto que el derrocamiento del Estado capitalista y de las personificaciones capitalistas privadas del capital no puede crear por sí sino otra cosa que no sea un sistema fatídicamente inestable, que tarde o temprano debe volver al orden capitalista si no logra ir más allá del capital. Es decir, el Socialismo.

Continua István Mészáros: El capital no es simplemente un conjunto de mecanismos económicos, como a menudo se lo conceptualiza, sino un modo multifacético de reproducción metabólica social, que lo abarca todo y que afecta profundamente cada aspecto de la vida, desde lo directamente material y económico hasta las relaciones culturales más mediadas. En consecuencia, el cambio estructural sólo es factible a través del cuestionamiento del sistema del capital en su totalidad como un modo de control metabólico social, en lugar de introducir ajustes parciales en su estructura.

Coincidiendo plenamente con István Mészáros, sostengo que la única forma viable es una transformación auténticamente socialista del sistema. Igualmente, siendo la globalización una condición necesaria del desarrollo humano, la alternativa a futuro viable, factible y sostenible es la globalización socialista.

Por ello sustento que, siendo la crisis actual una crisis estructural del capitalismo, lo único que puede hacernos salir de este sumario crítico del sistema es un modelo de desarrollo donde la economía esté al servicio del ser humano, con políticas sociales inclusivas (no compensatorias) y que tenga como norte resarcir al pueblo de la enorme deuda social acumulada.

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