Por Guillermo Sendon
Anteanoche estuve invitado en una reunión con compañeros de Miraflores en la que se "conspiraba" contra la Secretaria General de ese distrito. Veía con admiración la emoción y el interés con que estos compañeros, los mismos que la entronizaron y me tildaron de traidor por no apoyarlos, ahora decidían sobre el futuro de su base sin la susodicha como si de eso dependiera el futuro del país. No hubo un sólo comentario acerca de los hechos de corrupción del gobierno (el tema Barrios debió ser tema principal en cualquier reunión de apristas) ni de la Convención que decidirá ir con una candidata de derecha este domingo, los dos temas fundamentales para el futuro de nuestra institución. No, ellos estaban concentrados en su tema distrital, doméstico.Entendí en ese momento que el Presidente se ha aprovechado de esos pleitos internos, que van desde el más pequeño sector hasta las dirigencias del más alto nivel, para reinar sin ninguna cortapisa, sin ningún cuestionamiento. Porque cuando alguien aparece en el medio siendo más o menos crítico, se ceba un poco a su enemigo interno y por esa enemistad pequeña, deleznable, deja la gran tarea de lado.
Hoy por hoy nuestro Partido dejó de ser un gran movimiento de gente honesta y luchadora, dispuesta a cualquier sacrificio para bien de su Partido y su país, con miles de militantes que organizados marchaban hacia donde la dirigencia -también intachable- los llevaba siempre velando por ellos, por sus intereses. Hoy es todo lo contrario. Es solamente un logotipo inscrito en el JNE que permite que un grupo de personas sin escrúpulos y malintencionadas estén cerca del poder siempre para enriquecerse ellos y dar migajas a quienes los siguen de cerca con actitud de servicio, esos a quienes llaman "operadores" que son los que les consiguen mano de obra barata para sus campañas entre los militantes despistados y los nuevos que todavía no se dan cuenta del sistema.
Anoche, al llegar a mi casa, hice un ejercicio mental duro: Intenté con mucho empeño encontrar entre los dirigentes visibles a alguno a quien me provoque seguir, alguno que fuera probadamente honesto, aprista de principios, discípulo del maestro Víctor Raúl y que además fuera valiente, capaz de enfrentarse al poder establecido que tanto daño hace al Partido (que está por terminar de acabarlo si lo dejamos). Honestos hay algunos empezando por Carlos Roca (eso creo al menos); valientes hay otros, pero honestos y valientes no me quedó ninguno. Todos los líderes visibles son parte del establishment, son cortesanos y ninguno es capaz de hacer siquiera una mueca de disgusto ante cualquier despropósito del Presidente (imponer una candidata de derecha, permitir todo tipo de latrocinios en el gobierno, mantener a un dirigente cuestionado en la Secretaría General, entre las más recientes). ¡Qué difícil es seguir siendo aprista!
No sé cómo terminó el cuento de Miraflores y sus rencillas internas. No sé qué pasará este domingo luego que se corone a la Miss Fraude Interno como candidata del otrora Partido del Pueblo. No sé qué pasará con Fernando Barrios luego de su probada deshonestidad. Seguramente no pasará nada en todos los casos. Porque en el Partido Aprista de hoy nunca pasa nada.







